El Festival de Narrativa y Poesía, Ojo en la tinta, es un evento literario independiente que se realiza en la ciudad de Bogotá, Colombia, desde el año 2009. Este busca encontrar y difundir nuevas voces en la literatura colombiana y latinoamericana. El festival es organizado por el Colectivo Literario La Raíz Invertida.

miércoles, 29 de diciembre de 2010

Leonardo Gil


Bogotá, 1985. Licenciado en Humanidades y Lengua Castellana por la Universidad Distrital. Fundador y director de la revista de poesía El ático desde el año 2005 hasta el 2009. Colaborador ocasional del semanario virtual Con-fabulación. Participó en el XIV Festival Internacional de Poesía de Bogotá, 2006. Artículos, entrevistas y poemas suyos, han sido publicados en diferentes revistas colombianas y en la revista chilena Los poetas del Cinco. La editorial Caza de Libros, le incluyó en la antología de la colección Cincuenta poetas colombianos y una antología, lanzada en la FILB 2010. Actualmente trabaja como profesor de español y literatura. Parte de su trabajo creativo y de divulgación cultural, puede encontrarse en el Blog: www.lotofagica.wordpress.com


carta
"You say
you'll give me
eyes in a moon of blindness
a river in a time of dyness
a harbour in the tempest"
U2
¿Cómo decir
en palabra amigable
cómo cantar
este inventario de amor y odio?

¿Cómo hacerlo si en la cocina
el aroma de tu oleaje
aún murmura desde las paredes

cuando no se puede pronunciar la palabra viento
calle, sombrero
porque ahora todos los nombres son silencio

cuando los pies tiemblan
o caen de una altura indecible
se siembran, se podan, alzan vuelo de nuevo
y en el abismo de los días
no hay sonido nuevo que restituya las mañanas;
cómo?

He pedido, en oraciones de ceniza
una mujer que cante al desayuno
que sacie con su voz la sed de mis hambres

que cure con mano suave
la terca arruga que me crece adentro

¿cómo decirlo?
Si salgo a buscar el aliento que me falta
y encuentro
que algo al fondo de la calle tiene sentido, brillo o yo no sé
aunque caminar de la mano de la palabra beso
no sea lo mismo que besarte

aunque nunca entienda la diferencia
porque hoy camino y mañana beso

¿comprendes?
No es necesario
algo como un búho canta esta noche
ahuyenta los cuervos que anidan en la sien
un amor plumífero
quieto
algo que está ahí y no se mueve
aún cuando el agua arrecia frío, fuego y noche




Horas

¿Sabrás alguna vez el lugar que ocupas en la palma de la mano de dios?
¿accederás al vaso donde beben los venados del sol
todos los días a las tres de la tarde?

No es la hora
es la luz
la verdadera hija del tiempo

es la luz, gota de cielo,
la que revela el color del alma vieja
como decir yo mismo sin tomar distancia
como mirarme al espejo desde adentro
así la sed y el hueso roto
así este lento huracán entre los dedos

Marcelo Del Castillo


Antes que escritor marginal como toda la literatura que se ha escrito en el mundo, soy un lector infatigable, caótico y disperso. Leo hasta los papeles caídos en las calles, de los cuales considero un potencial detritus universal con el cual escribiré un libro invencionario de ficciones recicladas de esa misma realidad, haciendo una especie de ecología literaria: contribuyendo así disminuir una infimomillonésima parte la basura con la que estamos indiferentes ahogándonos junto con el planeta entero.De la dramaturgia audiovisual me apropie de sus técnicas de elaboración creativa para utilizarlas en la escritura de mi ópera prima de novela "EL SUEÑO DEL PERRO" , ante la imposibilidad de una puesta en escena de un guión original donde personajes buenos quieren hacer maldades y sus tentativas generan situaciones de risa: es una comedia que contiene conexiones temáticas con el género de la novela negra.También mantengo actualizado el blog con casi toda la información literaria que produce la lengua,y por supuesto, la imaginación: Del Castillo Literario.blogspot.com"
Un aforismo como filosofía de vida: " Yo quería regalarle al mundo, una palabra. Como no pude, me hice escritor": Stanislaw Jercy Lec. Polaco. Aforista de aforistas. Escapó de un campo de exterminio alemán
vestido de soldado nazi.


Una noche en la oficina

"Ese vestido entubado le ciñe ese espléndido culo que tiene" pensó al verla que se dirigió hacia el archivo, después de entregarle la carta que tanto le había recomendado.
Abrió uno de los anaqueles pesados con tantas carpetas de la correspondencia, las facturas y las órdenes de pedidos que ya no se realizaban. Dio un vistazo a la ventana abierta, oyendo el rumor de la noche en la ciudad, los bocinazos de los autos afuera en la avenida concurrida, los gritos de niños que avanzaban de la mano de sus madres, hombres sin empleo que pasaban lamentándose. Mujeres que riendo a carcajadas, seguramente se contaban sus amores. "Cómo deseo salir a divertirme esta noche", pensó, pues vivía sola. Su rutina era de la casa a la oficina y otra vez a la casa. No tenía vida social como se dice. Cuando consiguió ese trabajo de secretaria, él la eligió entre tres porque sabía tomar notas rápidas en taquigrafía. Además, sabía escribir a máquina sin mirar el teclado. Era otro tiempo. La oficina estaba en otro edificio, al lado, había más trajín por la abundancia de pedidos y la prosperidad que no duró mucho: por eso él le dijo que iba a deshacerse poco a poco de tanto personal, y que se reducían a un simple cubículo que ya lo tenía visto al lado. No necesitaba más .Así fue. Porque ahora llegaba la crisis.
Ella desde esa remota tarde cuando la contrató lo vio, se maravilló de ese porte suyo: rubio, con esa carrera al lado. Joven y apuesto. Un ejecutivo deseado que hacía suspirar a tantas mujeres.
Él observó nervioso el sobre del banco. Pensó que si no le extendían el crédito tendría que cerrar la oficina. "Qué hago con ella", se preguntaba expectante, mientras sentía que ella estaba al lado del archivo revisando carpetas inútiles, más por saber de qué se trataba. Ella se apuró a preguntarle:
"¿Es del banco?"
"Sí, del banco"
"¿Y?"
"Vamos a ver qué dicen"
Ella se acercó, sintiendo el penetrante perfume de la colonia. No sabía que marca era esa rara colonia que el usaba. Miró de reojo la piel blanca, apenas cuarteada por mínimas heriditas de la cuchilla de afeitar. Bien rasurado. Él terminó de abrir el sobre, y leyó mentalmente. Abrió más sus grandes ojos verdes. Hizo un gesto de alivio diciendo:
"Extienden el plazo del crédito, pero castigan subiendo el interés sobre la mora".
Le extendió la carta con membrete del banco. Ella sonrío. Pensó abrazarlo y besarlo. Tan lejos y tan cerca, se dijo.
Con la hoja en la mano por hábito se devolvió para archivarla.
Él extrajo un puro. Con paciencia lo mordisqueó y lo encendió dando grandes bocanadas. El aroma del humo empezó a invadir el ambiente de la estrecha oficina.
Ella se decepcionó. Ahora buscaba en la carterita el dinero del pasaje para ir a su casa, donde nadie la esperaba.
"¿Dónde reside Gertrude?", preguntó él.
"Casi en las afueras. Tengo que apurar porque en diez minutos pasa el último bus que me lleva"
"No se preocupe yo la llevó"
Ella volvió a guardar el dinero en la carterita y suspiró esperanzada.

martes, 21 de diciembre de 2010

Jorge Osbaldo


Entre el brillo de la estrella de David y la sombra de su espíritu loco, es un cuento de ángel con garras de gato, es un Piscis embriagado con vino de Tauro. Tiene en la sangre el campo del pueblo Siachoque. Admira las piedras, los árboles, el álamo, el pino, y de las flores, el girasol, el anturio, la flor amapola.
Ha sido ganador de concursos literarios, entre ellos, el Concurso Distrital de Poesía y Cuento – Ciudad de Bogotá 2008 promovido por la fundación Cultural el Pretexto y el programa Literarte. Participante en varias publicaciones, es autor  del libro de microcuentos y aforismos “Voces y Piedras” 2008.

Microcuentos incluidos en el libro inédito “Hojas de árboles”.

Profético
El árbol que no recordaba su nombre tuvo un sueño: soñó que luego de sufrir la tortura del hacha, terminaba siendo la cruz donde moriría un hombre coronado de espinas.

Visionario
-Yo, Seudek, el apóstol que duerme en el cuero de una vaca, observé que los cayados, incluido el de Moisés, regresaban a sus árboles. Y ahí, a esperar que otras manos los empuñaban de nuevo en los caminos.

Último instante
Solemne y dejando escapar dos lágrimas, el roble de la montaña elevó los ojos al cielo. Instantes después, sintió los dientes de la motosierra.

Amantes
-¡Te amo! -le dijo María Magdalena, ya ebria de pasión y vino. Se levantó y caminó hacia el bosque de higueras jóvenes.
El hechizado amante suspendió las parábolas.



Reloj despertador

El reloj lo despertó a las cuatro en punto de la madrugada. Se desperezó. Luego, como siempre, se dirigió  a la ventana y recogió las cortinas. Se quedó mirando  la calle desierta donde sólo el viento con el látigo parecía abordarla.
Habría pasado dos minutos y ya iba a dirigirse al baño, cuando a través del vidrio enfocó un rostro de mirada gélida y una mano apuntándole con un revólver. Sólo fue un instante, pero alcanzó a ver que del cañón brotó fuego y al mismo tiempo sintió varios impactos en el pecho. Se derrumbó. De su boca emanaba el sabor a hierro de la sangre, el aliento subterráneo  de lo agónico. Algún ser invisible comenzó a arrastrarlo hacia un abismo, pero el timbre del reloj lo despertó.

-¡Maldito sueño! -dijo-. Pero menos mal, sólo fue un sueño.

Sin embargo miró hacia la ventana y notó con sorpresa que estaban recogidas las cortinas. Se levantó despacio y fue hacia ella encontrándose de nuevo con el rostro de mirada gélida, la mano y el revólver. Sonaron los disparos y el reloj timbró.

-¡Maldita sea! -gritó-. ¿A caso estoy ante un sueño que repite? ¿En algo circular como en un cuento de Borges?

Eran cerca de las cuatro, faltaban tres minutos para el timbre y ahora sí parecía estar despierto. Dirigió la mirada a la ventana, las cortinas recogidas y un nuevo agravante: el vidrio rotó. El corazón se ubicó en el borde del infarto. Y otra vez el rostro, el revólver, los impactos, la sangre, y un reloj  implacable desbocando los segundos.

Carolina Martínez


Natógina por abyecta y logonecrógina aunque estudie lenguas y humanidades, Carolina Martínez es una de esas vertigomágicas que encuentra en las artes un punto a favor del hombre.  Esta bogotana de 21 años, lo cual podría no ser cierto pues sus ejes de realidad son abcisas tropocaóticas y coordenadas crobocannabicas, es una vitimelómana empedernida que intenta poner todo el ritmo de su trabajo psicoreflexoeólico en la poesía que escribe hace 6 años -y que lee hace 23 -por gusto y que compensa, en cierta medida, los baches del sistema educativo cuya temperatura alcanza los -50°.
Desde hace un año hace parte del Teatro de la Memoria, actividad que potencia sus habilidades sensopirodérmicas y mnemocorporesimales gracias a la excelente guía del director Juan Monsalve; y debido a que es cardiosupravoltáginosa nunca para de hacer viajes, unos cortos otros más largos y nunca planeados pues también es amorteamente liberofílica.


ALBA DE CAMELIOS ATROCES

 “Ses ailes de géant l’empechent de marcher”
Charles Baudelaire

Sobre pálida alfombra caminan
La densa iluminación solar
Asesina el horizonte y dibuja
Con colores, paraíso eterno.
Extienden la caminata a tientas
Entre re-molinos y ventiscas ajenas
Presos del mundo y una conciencia
En degradé.
Sus nombres estudian, interpretan
Y teorizan
Mientras lúgubres, en fatiga y visión
Resbalan en viscosa suciedad
Emanando cristales en sopor
De las venas que no pueden cortar.
Respiran el polvo de efigies detonadas
Renovando el dolor gaseoso que reverbera
En un músculo cardiaco minado por las flechas.
En agonizante condena divagan
Buscando norte, tal vez un sur, sus almas
Noúmenos etéreos de dimensiones vivas
Que alimentan territorios:
Cálidas ruinas de reinos que levitan
Sobre inverosímiles aromas
De mandrágoras nacientes en los cabellos
De aquellos, sus dioses sin historia.
Tal vez perdidos en el desierto
Rebosando de fatiga, en lento balbucear
Sea ya al mar las voces levantando
“Sus alas de gigante le impiden caminar”

FUERTES VIENTOS

Vindsval ha raptado mi nombre
Con alas de olores insípidos,
Reflejo de luces guía
Que ayer opacarán la iniciativa
De estambres silenciosos
E inquietos.

Lux mea dux
Aún sobre el vacío de los hechos atemporales
Y si sale el polen mágico
Se evaporará una lírica
Sin averiar los ciclos de aguas
Que solicitan calma.

Y hay quien invoca a Venus
Cambiando un nombre inconcluso
Por el cancerbero que comerá sus dudas:
Ambrosía declarada, una cicuta
Y hay quien aguarda, taciturno
Mi libertad.

El señor de Elea explica
La aporía será posteridad
No las ninfas que insensatas claman
Sino las calmas que se han de rebelar.
Y hay quien descubre que el silencio
Es mi morada.

El reflejo de luces infectadas
Se cristaliza con café
Aquel repliega sus alas, lo mágico
Se disemina, todo no se ve igual.
Hay  una valquiria rondando
Hay un ataque contundente, Eros.

Lux mea dux
¿Cómo cazar el reflejo de ilusión?
No hay quien sea lux,
Mas la incertidumbre es mi runa.
Vinsval no me deja escapar.

miércoles, 15 de diciembre de 2010

“En este lugar de la noche”: 21 nuevos escritores leen 21 poetas colombianos


La Raíz Invertida le rendirá un homenaje a 21 poetas colombianos, rescatando nuestra tradición literaria, el manejo transparente del lenguaje, y esas voces que se oyen y desoyen, que se leen tan cerca y tan lejos, en la historia de la poesía colombiana.

21 poemas para “ser escritos sobre el agua”, leídos por 21 nuevos escritores que emergen en la literatura.

Este homenaje se realizará:

El día jueves 16 de diciembre en la Biblioteca Luis Ángel Arango
Auditorio de audiovisuales.  6:00 p.m.
Copa de vino
Entrada libre

Poetas y lectores invitados:

1
 José Asunción Silva      
1865
Leído por Henry Alexander Gómez
2
Porfirio Barba-Jacob     
1883
Leído por Andrés Matías
3
Luis Vidales                  
1904
Leído por Osbaldo Barón
4
Aurelio Arturo              
1906
Leído por Santiago Espinosa
5
Eduardo Carranza
1913
Leído por Raúl Arias Moreno
6
Héctor Rojas Herazo     
1920
Leído por Olga Álvarez
7
Fernando Charry Lara   
1920
Leído por Rodolfo Ramírez Soto
8
Álvaro Mutis                 
1923
Leído por Diego Ortiz
9
Jorge Gaitán Durán       
1924
Leído por Xavier de las casas
10
Rogelio Echavarría        
1926
Leído por Rodolfo Celis
11
Eduardo Cote Lamus     
1928
Leído por Edwin Guerrero
12
Carlos Obregón             
1929
Leído por Jorge Valbuena
13
Jaime Jaramillo Escobar
1932
Leído por Javier Rabiarte
14
Mario Rivero                 
1935
Leído por Fabio Delgado
15
José Manuel Arango      
1937
Leído por Gabriela Santa
16
Giovanni Quessep         
1939
Leído por Alejandro Cortés
17
Juan Manuel Roca         
1946
Leído por Daniel Villabón Borja
18
José Luis Díaz-Granados
1946
Leído por Carol Contreras
19
Piedad Bonnett               
1951
Leído por Jenny Bernal
20
Rómulo Bustos Aguirre  
1954
Leído por Aldemar González
21
Orietta Lozano                
1956
Leído por Hellman Pardo