El Festival de Narrativa y Poesía, Ojo en la tinta, es un evento literario independiente que se realiza en la ciudad de Bogotá, Colombia, desde el año 2009. Este busca encontrar y difundir nuevas voces en la literatura colombiana y latinoamericana. El festival es organizado por el Colectivo Literario La Raíz Invertida.

lunes, 3 de enero de 2011

Erik Joel Rodríguez

Actor egresado de la Escuela de Formación de Actores del Teatro Libre de Bogotá en el año 2006.  Ha participado en montajes de teatro clásico y contemporáneo  durante y después de su proceso de formación.  Con el Teatro Libre actuó en Los tres Pelos de Oro del Diablo de los Hermanos Grimm. Realizó estudios de Inglés y su aproximación a la Literatura Universal en el Reino Unido. En Inglaterra trabajó como parte de la compañía de teatro físico "Los Comediantes" con la cual realizó el Montaje “The three Brothers” dirigida por el director Chileno Luis Blanco y auspiciada por la Fundación Internacional Praxis, en Londres; actuó en el corto “Love Story” dirigido por Chris Young en la Universidad de Hertfordshire,  y en diversos performances en festivales de música y eventos cinematográficos. Actualmente del Colectivo Teatral y Audiovisual Quinta Picota, con el que participó en el XII Festival Iberoamericano de Teatro de Bogotá 2010 con el montaje “El Independiente Nacional”  dirigido por Giovani Piragua, " El Fatalista y su Patrón" de Denis Diderot , dirigido por Iván Carvajal y " El que dijo sí, El Que dijo No" de Bertolt Brecht,  en proceso de creación.  Escribé poesía hace dos años, y complementa su oficio de actor, con la creación lírica, como elemento clave para su desarrollo artístico.


ANTÍSTESIS DE LA LLUVIA

Como si del suelo
Brotara una colosal lluvia,
Se desprende por el aire hacia el cielo
La flamígera Iglesia Gótica,
Mojando en líneas rectas y columnas
La distancia entre la fe
Y una deidad desconocida;
Lloviendo moho y tiempo
Con pequeños trozos de prisma de Santo.

Levanta desde sus bases
Cenizas y cruz de feligreses,
Y mientras escala el vacío cielo de la tarde,
Alberga alados polizontes
Que anidan un nuevo vuelo.
Florece extrañamente en sus contornos
Un Diente de León,
Que por devoción celeste
Se negó a echar raíces en el pavimento.

Y en sus pies,
Pequeñas almas sin tiempo,
Cadencia de una marcha de ruidos terrenales
En espera de la nada
O en renuncia de algún todo.
Sentados en pequeñas escalas,
Aguardan un visitante que jamás se presenta,
O auguran el amor y su ruido de campanas,
Necio jinete del capricho y del viento
Tal vez envuelto en música de alas.

Ella abre sus brazos de araña
Y callada, atesora los rosarios
Escritos en el aire por más de un siglo;
Y en tan basto silencio
En realidad habitan los ecos
De un millar de plegarias,
Que se funden con los arcos en espiritual concilio.

Yo en sus colores pálidos y antiguos
Reflejo el rostro que cargo día a día,
Y así, como una gota refinada
Quisiera dejar ir al profundo azul
La pesada plegaria presa en mi morada;
Liberar al inhóspito dolor
Por las grietas del exilio,
Para andar por las calles con los pasos
Y no arrastrando las miserias
Que me han dejado con los años,
Sumergido en éste gran vacío.


LA CENA

Lanzó la caña de pescar
A un estanque desteñido por el musgo
Mas nunca volvió su hilo.
Pescaba en la corriente del delirio
Sin traer consigo un anzuelo;
En su mano reposaba liado en terciopelo el cuerpo de lo ausente
Que en la marcha destilaba gotas de una nada.
Pensaba ofrecerle a sus mudos hijos
Un trozo de alimento
Que serenara su incesante hambre.

Los platos de sus tres hijos,
Untados de lo que no existe,
Quedaron intactos sobre la mesa
Durante toda la velada;
Y al ver que ninguno saciaba su apetito,
Prendió un tabaco hecho de miedo
Y lo fumó divisando el paisaje,
En el balcón que linda a un gran vacío.
Las velas alumbraban
Los rostros de tres sombras,
Y aquel hombre repudiaba tanta compañía.

Un residuo de polvo y telaraña
Se desplomó en su mano trémula,
Y tras una larga pausa
Extinguió su angustia en los restos de viejas pesadumbres.
Una enorme soledad afloró sus lágrimas,
y un pesado suspiro le llevó a la mesa a proseguir dicha velada.
¡Brindó el hombre con aire compungido,
y celebró el banquete del que no posee nada!

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