El Festival de Narrativa y Poesía, Ojo en la tinta, es un evento literario independiente que se realiza en la ciudad de Bogotá, Colombia, desde el año 2009. Este busca encontrar y difundir nuevas voces en la literatura colombiana y latinoamericana. El festival es organizado por el Colectivo Literario La Raíz Invertida.

martes, 22 de mayo de 2012

Carolina Dávila


Bogotá, Colombia (1982).  Abogada de la Universidad Externado de Colombia.  Fue editora de la Revista Cultural Somos “Libertad bajo palabra”. Ha sido incluida en antologías en Colombia, México y Venezuela, sus poemas y reseñas han sido publicados en revistas de Colombia y Chile. Fue corresponsal en América Latina del proyecto de difusión literaria Los Impresentables. Con su libro “Como las Catedrales” ganó el Premio Nacional de Literatura – Poesía 2010, del Ministerio de Cultura.




CON LA LLUVIA NO PENETRAN OTRAS AGUAS

Yo amaría a esa mujer que deambula
por un desierto de noches heladas
mientras le llegan los rumores de algún puerto
pero no rompen ellos su silencio
ni suavizan los surcos
que el dolor trazó en su cara

La amaría porque no se doblega
porque con la lluvia no penetran otras aguas

porque su cuerpo se abre ahí
donde a la primavera no le alcanza




***



FRENTE a la flor casi marchita
la niña suplicó a su madre:

“No la cortes, déjala morir entre la tierra,
pues lo que yo he cuidado
no son sus pétalos, sino sus raíces negras”



De Como las Catedrales (2012)


***

AQUÍ y allá

            la dificultad nos emparenta

Esas ganas de oponernos
como quien insiste vencido,
en prender el fuego después del aguacero

En apilar leña
y raspar con las uñas la corteza
esperando encontrar
en su corazón seco
el origen del incendio




Santiago Espinosa



(Bogotá, 1985) Crítico y periodista. Profesor del Gimnasio Moderno de Bogotá. Egresado en Literatura (2009) y Filosofía (2010) de la Universidad de los Andes. Ha escrito artículos y reseñas para medios como Alforja y La otra, de México, Revista Poesía, de Venezuela, la Revista Casa Silva, El espectador, El Tiempo y La Hoja de Bogotá, del que fue jefe redacción hasta su desaparición, en 2008. Escribe habitualmente para la revista Arcadia desde el año 2007 y mantiene un blog quincenal sobre poesía y crítica en www.hojablanca.net que se titula “Correos del diablo”. Es el encargado de las labores de difusión y divulgación de la temporada de Ópera de Colombia.
Poemas y ensayos suyos han aparecido en diversas antologías de Colombia y del exterior. Los ecos, su primer libro de poemas, fue publicado por Taller de edición en Mayo de 2010.


I


Sientes su voz                     Al fondo
Entre el silencio de los tallos.
Como un eco de mareas que ahora vuelve
Y te reclama detrás de la hierba.
En la ventana.

¿De dónde estas imágenes
Quebradas en secreto?
¿La amarga deriva
Cuando ignoras la calle
Y miras a lo alto?

Un mar te espera
En su amplitud de brazos.
Abriéndote campo acercándote
Las sombras de una danza usurpada.

Las naves quemadas se alzan al poniente.
Abren sus velas hacia el vértigo.




DISPARO

O sonará un tiro y él pensará: Me he matado…
O sonará un tiro y él pensará: ¡Soy un asesino!
Vladimir Holan

Verte de lejos.
Con el revés de los ojos.

Reencontrarse en la tierra blanda
y en las voces de la niebla.

Sólo un disparo
que dispersa los pájaros.

Un solo disparo.

Y en los labios toda la sal de los naufragios
que nunca se cumplieron.




LA ARENA Y LOS OLVIDOS

Quien se habita es el desierto:
su soledad es nuestra.
Carlos Obregón.

Se han reunido tus recuerdos
sobre el blanco de una imagen,
pidiéndote cuentas.
Qué de esto es tuyo y qué de los otros.
Dónde comienza el dolor de los demás.

Tanteando en torno, como sonámbulo,
buscabas la secreta conexión
entre tu voz y las cosas.
Espejos olvidados en las calles desconocidas.
Marca de ruinas en tus propias nostalgias.
Te preguntabas por la herida de una herencia
-deuda adquirida, lento derrumbe-,
cuando al final de los caminos y las rondas
no había nada por comprender,
y así te fuiste habituando a tu labor de escribano,
en el fulgor de las cosas perdidas.

Había que construir para perder.
Darle la vuelta a la comparsa
para quedar tan solo como al principio.
Había que alzar una escalera a lo invisible
para aprender a derribarla después.
Se abrió la puerta, y ahora miras lo tuyo
en el silencio de lo informe,
pariente de un misterio perpetuo.

Crearte sobre el polvo de tus derrotas personales,
tu palabra se volvió una dolorosa resistencia
para hilar olvidando.
Reírte de tus propios fantasmas en su vocación
de aparecer, repetirse sin remedio,
e irse por la última de las puertas
sin nunca haber estado plenamente.

¿Y tu, buceador, qué es lo que buscas,
cuál fue dolor que se perdió en el fondo,
contra cuál arrecife estallarás los nervios
en tu afán de claridad?

Deja que los muertos se concilien con los muertos.
Que el viajero que no fuiste se realice entre los suyos
y que nunca regrese,
que el estudiante y la señora de sombrero vuelvan a cometer
las mismas equivocaciones,
que la víctima se cruce por la calle con su propio verdugo
y que no se reconozcan.
Sombras o fantasmas, unos y otros pasaran.
Afuera de las márgenes sigue ocurriendo en calma
la fiesta de los vivos.

Aprender a mirar, verse en lo otro como otro.
Cantarle a los árboles
para librarse del odio.

¿No oyes la música que envuelve
las montañas en su acenso,
en la balanza de los senos, los bares,
la música que avanza entre nosotros
sin miedo o rencor, afuera o adentro?
¿Un país velado
sin palabras o imágenes
que encubran su milagro?

Escúchala en silencio, no mires para atrás.
Esta y no otra era tu historia:

el tiempo contemplado en las dunas de la arena,
soñando en la espuma. El lento madurar
de los desiertos sin límite. 


Yenny León


(Medellín, 23 de octubre de 1987). Poeta y estudiante del noveno semestre del pregrado en Letras: Filología Hispánica en la Universidad de Antioquia. Ha participado en varios festivales a nivel nacional e internacional como el III Encuentro Internacional de Escritores realizado en Tarija-Bolivia (2010), las III Jornadas Universitarias e Internacionales de poesía de Bogotá (2011) y el XXI Festival Internacional de poesía de Medellín (2011). Ganadora del I Premio de Poesía Joven Ciudad de Medellín con su poemario Tríptico y del I Premio Nacional de Poesía Joven Andrés Barbosa Vivas con su poema “Mujer de agua”. Varios de sus poemas han sido publicados en varias antologías y revistas. 


 
FÁBULA

 

A veces los pájaros
nacemos en la herida
de una fruta.

En un ritual
nos tiramos al abismo
para atravesar las luces
que arriba hormiguean.

Toda fábula es
nuestra historia,
Todo lo dicho
nuestra mentira,
Todo  lo falso
nuestra verdad.

El sabor del pan
no es siempre el mismo,
a veces rancio,
a veces miel.

Los bocados pueden perderse,
pero la masa
siempre pan
la hace la tinta,
los trazos que resbalan
la palabra sin horizonte.



LA COLA DEL ESCORPIÓN



Mis pies son el marco del árbol,
Gotea infinita la aurora…

Sobrevuelo el camino del agua
en una ola vacía.

Siento celos de las piedras,
envidio su inmortalidad.

La cola del escorpión atraviesa la comisura
de mis labios.

Soy mi más amado huésped,
La más tierna quietud.

Mi tronco burbujea sobre el cubo,
abro el pergamino ciego,
leo la noche sobre mi espalda.



TRÍPTICO
A Bill Viola



I
Llueve tu rostro
al salir de la cueva bajo el limo.
Canto de ciego,
todo es un destello
de blanca oscuridad.
Bienvenido al día
aún no nacido.
¿Podrás vencer la muralla
 invisible de tus otros?

II
Dilatada línea,
te sumerges en la profundidad
del labio.
Tanto azul que se derrama,
tanta agua que no falta el aire.
Por un momento la corriente
se detiene…
Eres la delgada oscuridad
de la mañana.
¡Qué claro se hace el rayo
antes de extinguirse!

III
El nudo al final de la cuerda.
La noche cosida
en las arrugas de tu ceño
se eleva como
humareda errante,
así tú ya eres ancestro.