El Festival de Narrativa y Poesía, Ojo en la tinta, es un evento literario independiente que se realiza en la ciudad de Bogotá, Colombia, desde el año 2009. Este busca encontrar y difundir nuevas voces en la literatura colombiana y latinoamericana. El festival es organizado por el Colectivo Literario La Raíz Invertida.

domingo, 28 de marzo de 2010

Jacobo Díaz Arana


Nacido en la ciudad de Bogotá, en el año 1978.  Bachiller del Fumparcal.  Estudió música en la Sinfónica Juvenil y en la escuela Cristancho. Estudió de Cine y fotografía en la Unitec. Acaba de publicar un libro de poemas de nombre “CAMINO”. Ha realizado un viaje al exterior, España, donde conoció esa cultura; además ha conocido de manera paulatina nuestro país, sus costas y su selva. 


AGUA

Tú que no eres roca, no eres montaña.
Muda lisa gota, álgida en río que brama
Y te llaman llanto, estás en el rostro,
Como le dicen a lo que duele hondo.
Cuando haces de mar ahogas al sol,
Cuando haces de orilla bañas al sol.
Al fin agua y mojado aquel mundo.
Tanto que te cobijas con su sudor.
Y ríe en las olas, y ríe en las ondas;
Si que tu suenas aquellas caracolas. 
Y brillante, y piel líquida, y fresca.
Aquel hogar de los peces que besan.    


EL GRITO AGUARDA AL ESPECIMEN

Por frente distinta, igual estuario,  
Amapolas tan nutridas como el verbo,
A sus palmas una línea de agua,
Como en el cerebro un tallo de fuego; 
Cuando al árbol aquel total rayo,
Rayo que inunda aquel árbol;
Tú tendrás el polen en sus sentidos,
Sentidos al umbral acallado;
Que de la pared brota el día;
De no ser definido goza ese día, 
Cómo hiciera tarde aquel fuego; 
Como de lo transparente el vaho;
Caracol, barro, cristal, viento;
Para el total cielo la guadaña;  
Que las nubes el agua llevan,
Que las nubes el trueno levan,
Su viento fugado, su aliento penante, 
Por el canto sin tregua provistos, 
Contra la suerte de aquel tumbo;
Regar el agua, quemar el fuego;
Como al dormir el reflejo fugaz,    
Los labios penetran los ríos; 
Y se despedaza la figura;
No dejar bocado al enemigo; 
De las moldura por su asechanza;
Sólo retazos de agua y de fuego;
Tropel de humos por la querella
Cómo muchedumbre de hechizos
La querella de acostar la esfinge;  
Aquel grito aguarda al espécimen;
Animal apenas, mimar aliento;
Moteada oscuridad, redoble de haz;
Tú prueba la ruta sí que filtra;
En el borde aquella materia;
Fijándose en el cuerpo atragantado;
Hasta la raíz tu mimado delirio,
Contra ese espejismo asustado;   
En el verano pasado el crujir,
Queríamos quemar el instinto;
Como la huella pide lava,
Por el vientre de silaba forzada,
Que las tareas nuestros chorros,
Y toda esa sed de culminar el rito, 
Por el esqueleto de tu lengua,
Todo se une como saliva a la selva,
Selva que no deja lugar sin tallo;
Tan adheridos que apenas oscuridad, 
Que en el desparpajo las rasgaduras;
La herida sin herida, respiro incansable, 
Nada tendrá la muerte en la mano.

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