Natógina por abyecta y logonecrógina aunque estudie lenguas y humanidades, Carolina Martínez es una de esas vertigomágicas que encuentra en las artes un punto a favor del hombre. Esta bogotana de 21 años, lo cual podría no ser cierto pues sus ejes de realidad son abcisas tropocaóticas y coordenadas crobocannabicas, es una vitimelómana empedernida que intenta poner todo el ritmo de su trabajo psicoreflexoeólico en la poesía que escribe hace 6 años -y que lee hace 23 -por gusto y que compensa, en cierta medida, los baches del sistema educativo cuya temperatura alcanza los -50°.
Desde hace un año hace parte del Teatro de la Memoria, actividad que potencia sus habilidades sensopirodérmicas y mnemocorporesimales gracias a la excelente guía del director Juan Monsalve; y debido a que es cardiosupravoltáginosa nunca para de hacer viajes, unos cortos otros más largos y nunca planeados pues también es amorteamente liberofílica.
ALBA DE CAMELIOS ATROCES
“Ses ailes de géant l’empechent de marcher”
Charles Baudelaire
Sobre pálida alfombra caminan
La densa iluminación solar
Asesina el horizonte y dibuja
Con colores, paraíso eterno.
Extienden la caminata a tientas
Entre re-molinos y ventiscas ajenas
Presos del mundo y una conciencia
En degradé.
Sus nombres estudian, interpretan
Y teorizan
Mientras lúgubres, en fatiga y visión
Resbalan en viscosa suciedad
Emanando cristales en sopor
De las venas que no pueden cortar.
Respiran el polvo de efigies detonadas
Renovando el dolor gaseoso que reverbera
En un músculo cardiaco minado por las flechas.
En agonizante condena divagan
Buscando norte, tal vez un sur, sus almas
Noúmenos etéreos de dimensiones vivas
Que alimentan territorios:
Cálidas ruinas de reinos que levitan
Sobre inverosímiles aromas
De mandrágoras nacientes en los cabellos
De aquellos, sus dioses sin historia.
Tal vez perdidos en el desierto
Rebosando de fatiga, en lento balbucear
Sea ya al mar las voces levantando
“Sus alas de gigante le impiden caminar”
FUERTES VIENTOS
Vindsval ha raptado mi nombre
Con alas de olores insípidos,
Reflejo de luces guía
Que ayer opacarán la iniciativa
De estambres silenciosos
E inquietos.
Lux mea dux
Aún sobre el vacío de los hechos atemporales
Y si sale el polen mágico
Se evaporará una lírica
Sin averiar los ciclos de aguas
Que solicitan calma.
Y hay quien invoca a Venus
Cambiando un nombre inconcluso
Por el cancerbero que comerá sus dudas:
Ambrosía declarada, una cicuta
Y hay quien aguarda, taciturno
Mi libertad.
El señor de Elea explica
La aporía será posteridad
No las ninfas que insensatas claman
Sino las calmas que se han de rebelar.
Y hay quien descubre que el silencio
Es mi morada.
El reflejo de luces infectadas
Se cristaliza con café
Aquel repliega sus alas, lo mágico
Se disemina, todo no se ve igual.
Hay una valquiria rondando
Hay un ataque contundente, Eros.
Lux mea dux
¿Cómo cazar el reflejo de ilusión?
No hay quien sea lux,
Mas la incertidumbre es mi runa.
Vinsval no me deja escapar.
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